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Entrada Principal. Foto: Daniel Suárez Bernal (DSB) |
Si hay que escribir sobre
acontecimientos verdaderamente importantes en Madrid, Europa y el mundo,
entonces se hace menester escribir sobre lo que ha acontecido, acontece y
seguirá ocurriendo en este interesante espacio. Antes de entrar por primera vez
ya me habían hablado del lugar con mucho orgullo, admiración y sentido de
pertenencia, y la verdad es que haber conocido lo que allí se (auto)gesta
rebasó cualquier expectativa que mi imaginario, acaso involuntariamente, haya
podido dibujar, por muy grande que esta fuera. El nombre, sin duda muy
apropiado, fue propuesto y decidido unánimemente en asamblea para identificar
el edificio donde a diario ocurren todas esas cosas maravillosas, pero que
quede muy claro que “La Ingobernable” es muchísimo más que mera
infraestructura.
El anterior sábado 24 de junio se
inauguró (in)oficialmente como Centro Social. Allí “las puertas siempre están abiertas”, nos
dijo Ismael, en la introducción previa al recorrido por las instalaciones como
primera actividad inaugural. Posteriormente, todas las asistentes al recorrido
y personas que hacen vida activa y forman parte de las diversas comisiones que
hacen posible una digna organización de espacios y actividades en el centro, nos
reunimos en mesa redonda, moderada por Alvaro, y conversamos sobre el pasado,
presente y futuro de este nuevo espacio liberado para el común en el centro del
municipio madrileño. Hubo participación de diversos representantes de
colectivos y movimientos sociales, vecinas del barrio, antiguas trabajadoras y
demás personas recurrentes del lugar cuando estuvo en funcionamiento antes de
su abandono.
Su pasado. La memoria de un territorio a defender.
La historia del edificio oscila
entre dignos usos para servicios sociales y patéticas anécdotas de burocracia,
corrupción, injusticias laborales y cesiones públicas a dedo por amiguismo.
Está ubicado en la Calle Gobernador, esquina con el Paseo del Prado, cerca de
la Estación de Atocha, es considerado Patrimonio municipal y administrado
oficialmente por el Ayuntamiento de Madrid. Desde su construcción ha tenido
varios usos: un centro de Puericultura después de la guerra civil, un Centro de
Promoción de la Salud, una Casa del Socorro hasta su desaparición donde se llegó
a realizar labores de atención y asistencia a inmigrantes, y sede de la
Universidad de Estudios a Distancia (UNED). Irene y Sergio, antiguas enfermeras
de cuando el lugar fue Centro de Salud, dilucidaron para las presentes detalles
muy interesantes: en febrero de 2014 se convocó, casi inesperadamente, a todas
las trabajadoras del centro a una reunión donde se les informó que el sitio ya
había sido cedido, por la entonces alcaldesa de Madrid Ana Botella, a la
Fundación Emilio Ambasz para su demolición y posterior construcción del Museo
de las Artes, la Arquitectura, Diseño y Urbanismo (MAADU), por lo que en los
próximos meses se cesarían los servicios sanitarios y se procedería al desalojo
total de las instalaciones. Para sorpresa de muchos el desalojo se realizó de
un día para otro, alrededor de 15 días después del aviso. Pero esto no es lo
más grave: la cesión por parte del ayuntamiento fue firmada por la ex-alcaldesa
Botella pocos días antes de la finalización de su mandato, sin ningún tipo de
concurso público, por un periodo de 75 años a coste cero (0), es decir, gratis,
y la principal finalidad del Museo sería crear una exposición permanente de la
obra del arquitecto Emilio Ambasz, amigo estrecho del expresidente de gobierno
José María Aznar. Para defender este descarado suceso se empezó a generar una
matriz de opinión por parte de los interesados en crear el museo donde se
alegaba que era un edificio insalubre y se hacían esfuerzos para opacar las
denuncias y las críticas, con razón, de las detractoras.
Su presente. Un Centro Social autogestionado para el común.
Para hablar del presente de La
Ingobernable hay que hablar del presente de la ciudad de Madrid. La gran urbe
no está excluida de las estrategias de quienes (des)planifican la ciudad que es
de todas, para que los más adinerados saquen mayor provecho y beneficios. La
misma lógica del gran capital se repite, esta vez a través de la gentrificación
y turistificación del centro de la capital. El centro de Madrid hace rato que
está inserto en una dinámica de reducción de los ambientes y espacios
residenciales y para el uso común, emigrando al uso para fines turísticos y
comerciales. La ola de especulación que se mantiene en crecimiento promete
romper en la orilla de la desigualdad obligando a los residentes madrileños a
mudarse hacia los barrios periféricos de la ciudad donde el coste de la vida se
les hace más accesible. Y como parte de la estrategia está la reducción de
servicios sociales en los barrios.
En crítica a este aumento de la
desigualdad urbana que se traduce en pérdida del derecho a la ciudad, diversos
movimientos sociales se reunieron en febrero de este año (2017) para debatir
sobre la posibilidad de lograr una reivindicación a través de alguna acción
concreta. Fue en dichas reuniones donde se decidió, bajo la consigna
#MadridNoSeVende, ocupar el edificio en cuestión. La ocupación se consolidó el
6 de mayo del año en curso. Desde entonces existe la participación de al menos
30 colectivos fijos y se han realizado más de 135 actividades entre las que
destacan: talleres de artes marciales, boxeo, reuniones y asambleas de
colectivos, mesas redondas, ponencias, conferencias, proyecciones audiovisuales,
poesía y presentaciones de libros.
Durante el recorrido inaugural
hemos visitado los espacios físicos que hacen a este centro, quedando claro que
aunque el lugar es bastante grande (3000mt2) no hay cabida para el egoísmo ni
los intereses de un@s poc@s: un patio interior al cual se evita el acceso con
el fin de no causar ningún tipo de molestias a l@s vecin@s, tomando en cuenta
que para este centro es una prioridad conseguir un balance en la convivencia
con est@s; una sala para niñ@s bautizada como “La Pequeña Ingobernable” y
acondicionada en su totalidad para la recreación, el aprendizaje y la seguridad
de l@s más pequeñ@s que sean partícipes de ésta; diversos salones para
reuniones, asambleas y actividades diversas los cuales están a completa
disposición de cualquier ciudadan@ o colectivo de desee autogestionar alguna
actividad en dichos espacios; una sala de proyección de cine donde además de
proyecciones audiovisuales se desarrolla un proyecto de CineClub; un laboratorio
de informática libre, bautizado como HackLab, donde se gestionan los recursos
informáticos del Centro Social y además se llevan a cabo talleres gratuitos de
Software Libre como Ubuntu y GNU/Linux.
Un espacio para el desarrollo del sujeto político.
Ya, de entrada, los motivos que
justifican la toma del edificio para el desarrollo de un Centro Social
autogestionado representan con claridad un deseo social de cambio en el propio
convivir de la ciudadanía. No obstante cabe destacar que las diversas
actividades que allí se desarrollan derivan en, o son en sí mismas, un repensar
profundo de la sociedad y del sistema actual en el que vivimos. Difícilmente
cualquiera de las actividades que se llevan a cabo no logren, al menos en
cierta medida, elevar los niveles de conciencia de l@s participantes. Como
seres sociales, somos seres políticos. En la medida en la que nos relacionamos
con nuestros semejantes construimos nuestro ser individual y colectivo, y
fortalecemos los tejidos sociales. Además, la sinergia y las sensaciones que se
generan en un entorno autogestionado facilitan, sin duda alguna, la libertad de
expresión, de pensamiento y, por ende, de desarrollo del sujeto como parte de
un colectivo capaz de transformar cualquier modo de vida o acontecer
establecido en la sociedad. Podemos afirmar que en este lugar se está
consolidando un núcleo para la generación, planificación y desarrollo de
cambios concretos a nivel social y político para dar continuidad a la
construcción de ese mundo mejor vivible que much@s deseamos y merecemos.
Organización.
Actualmente una Asamblea organiza
y gestiona todo lo relacionado con el funcionamiento del centro. Desde un
primer momento se decidió establecer comisiones de trabajo para dividir las
responsabilidades y velar por que todo marche bien. Estas comisiones son las de:
Bienvenida y Programación, quienes se encargan de toda la programación de las
actividades y coordinación en el uso de espacios; Asuntos Legales, quienes se
encargan de proteger a nivel legal al centro social y diseñar estrategias y
propuestas para evitar el desalojo; Infraestructura, quienes se encargan de
definir los espacios adecuados para cada uso; y Comunicación, quienes desarrollan
material audiovisual propio del centro y se encargan de la difusión y
comunicación de las diversas actividades que se desarrollan y están por
desarrollarse. Cualquiera que lo desee puede incorporarse a dichas comisiones y
participar en la Asamblea general.
Su futuro. Fuerza, articulación, cooperación y legitimidad.
No faltaron los comentarios sobre
la posibilidad de un inminente desalojo. Y es que legalmente hablando existen
documentos que avalan, justamente o no, la concesión del edificio por un
periodo determinado a una fundación privada. No hay nada que apruebe oficialmente
la ocupación. Es un acto de desobediencia civil en aras de reivindicar los
derechos que progresivamente se le están quitando a l@s ciudadan@s madrileños.
Ya se conocen anteriores experiencias donde se ha desalojado a movimientos que
han puesto en marcha y consolidado centros sociales en otros lugares de la
cuidad. Sin embargo, la continuidad de la iniciativa de esta organización
social no depende de factores externos. El lugar, el espacio físico, es coyuntural,
y lo único que garantiza la permanencia en el tiempo de este acto político, de
la movilización y de la organización que hay detrás de esta heroica hazaña, más
allá de un desalojo, son la fuerza, la articulación, la cooperación y la
legitimidad que l@s ciudadan@s le demos.
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Fachada hacia Calle Gobernador. Foto: DSB. |
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Intro al recorrido inaugural. Foto: DSB. |
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Espacios para el común. Foto: DSB. |
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Ventana Soleada de La Pequeña Ingobernable. Foto: DSB. |
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Fruto Asambleario. Foto: DSB. |
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Espacios para el común 2. Foto: DSB. |
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HackLab. Foto: DSB. |
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Un servidor ingobernable. Foto: DSB. |
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Aquí se segrega para el reciclaje. Foto: DSB. |
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Zona de estudio. Foto: DSB. |
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Sala de Cine. Foto: DSB. |
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La azotea. Foto: DSB. |
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El mar de copas verdes del Prado. Foto: DSB. |
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Mesa redonda inaugural. Foto: DSB. |